martes, 2 de octubre de 2012

Por su aspecto bonachón, su pelaje suave y tal vez porque siempre han sido protagonistas de centenares de historietas y de películas, los osos siempre ocupan un lugar privilegiado en las mentes de los niños y de los adultos que aún conservan el espíritu de la niñez.
A pesar de toda esa buena prensa que ha recibido la especie de los osos, muchos de ellos son maltratados a diario por personas insensatas, quienes los capturan y asesinan por diversas razones. Y es que en la mente de muchos campesinos todavía subsisten las ideas erróneas de que los osos roban niños o que las uñas y la grasa extraídas de sus cuerpos son la eficaz respuesta para innumerables problemas de salud. También, para no pocos colonizadores de tierras, los osos son un obstáculo para la agricultura y la ganadería.
Con todo ese panorama, la vida de Mariana, estaba destinada a soportar lo duro que podría ser el hombre con ella y su familia cuando apenas comenzaba a vivir.
Todo comenzó en 1989 cuando por las montañas de la zona rural del municipio de Urrao se desplazaba una hembra de oso de anteojos u oso andino con sus dos crías, una hembra y un macho, en busca de frutos y retoños para alimentarse.
Justamente, cuando la osa se disponía alcanzar una baya silvestre, el sonido de un disparo irrumpió en el silencio del páramo andino que constituye el hábitat natural de esta especie. De inmediato su cuerpo cayó agonizante, mientras que las dos crías huyeron despavoridas de los cazadores que de inmediato se abalanzaron sobre ellas.
Asustados, los dos oseznos fueron amarrados durante días y noches, sin el abrigo y protección de su madre. Tal fue el sufrimiento y desolación de los pequeños osos que uno de ellos, el macho, no soportó la difícil situación y murió atado a un árbol sin que nadie pudiera auxiliarlo.
La pequeña osa se constituyó en la sensación para los lugareños que, en romerías acudían a ver de cerca un ejemplar de “oso negro”, de ese que hace parte de los mitos y leyendas transmitidos de generación a generación.
Afortunadamente, como en todos los actos de crueldad hacia la naturaleza, siempre aparecen personas dispuestas a combatir las acciones que causan daño a las especies. En la historia de la pequeña osa, esa buena acción llegó de las manos de un vecino del lugar, quien de inmediato se comunicó con la autoridad ambiental de ese entonces, el INDERENA para informar del atropello al que era sometido un ejemplar del único oso suramericano.
El INDERENA determinó que la osezna pasara a disposición del Parque Zoológico Santa Fe, donde la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín construía un hábitat con detalles arquitectónicos específicos que, al igual que había ocurrido en los Estados Unidos, brindaba grandes posibilidades de procreaciones exitosas.
A su llegada al Zoológico, cuando apenas contaba con unos ocho meses de vida, la osa recibió el afecto necesario, toda la atención médica, un hábitat adecuado y un nombre con el cual se le llamaría desde ese momento: Mariana.
Con Mariana se inició una época de grandes reconocimientos para el Parque Zoológico Santa Fe, si se tiene en cuenta que gracias a ella, en 1996, se presentó la primera reproducción exitosa de osos de anteojos en Colombia y la segunda en América Latina a nivel de Zoológicos. Ese año, los oseznos Sandokán y Sayra, macho y hembra, recibieron elogios de Zoológicos internacionales y el beneplácito de la comunidad que masivamente acudió a conocerlos. Posteriormente llegaron más nacimientos y el Zoológico decidió que la imagen del oso de anteojos debía engalanar su logo, como reconocimiento al notable éxito obtenido en su reproducción.
Los osos nacidos en el Parque Zoológico Santa Fe han sido remitidos a diversos zoológicos nacionales, donde también se adelantan programas para la protección de una especie que cada vez tiene menos individuos en sus hábitats naturales y que encuentra en los zoológicos una valiosa oportunidad de conservación.
En la actualidad Mariana cuenta con 26 años de vida y hace parte del grupo de cuatro osos de anteojos que alberga el Parque Zoológico Santa Fe. El promedio de vida de los osos andinos se estima en 25 años en su ambiente natural y de 30 ó más a nivel de zoológicos.

No hay comentarios.: