lunes, 28 de marzo de 2011

Medellín, ciudad de los papagayos




















A menudo, muchas personas se preguntan por qué en los parques, torres de las iglesias y hasta en el mismo centro de Medellín se ven tantos pericos, guacamayas y loras libres, si se trata de fauna salvaje que sólo habita en bosques aislados de los grandes conglomerados urbanos.

Y es que al observar a los coloridos y bulliciosos psitácidos, como se le llama a este grupo de aves, que surcan el cielo de Medellín, los ciudadanos dirigen sus pensamientos a los bosques tropicales con vegetación densa, grandes árboles que superan los 20 metros y troncos de palmeras secas en las que estas aves acostumbran anidar. Nada parecido a una gran ciudad como Medellín. Por el contrario, se hace más difícil encontrar una respuesta que explique la presencia de estas singulares aves si se considera que Medellín y su Área Metropolitana ya se acercan a los 4.000.000 de habitantes y que tres décadas atrás estas aves no hacían parte del inventario fáunico de la ciudad.

Para saber el momento exacto en el cual Medellín, además de ser una ciudad de tórtolas, mayos y azulejos, pasó a ser el hogar de una amplia variedad de psitácidos, hay que escudriñar no sólo en las páginas de la historia de la fauna citadina sino en las de las investigaciones y logros de uno de los parques más tradicionales de la región: El Zoológico Santa Fe.

La investigación de la existencia de los psitácidos remite al año de 1988, cuando la administración del Parque Zoológico Santa Fe, con la correspondiente aprobación del Instituto Nacional de los Recursos Naturales, INDERENA, tomó la decisión de liberar algunos ejemplares de pericos, loros y guacamayas para iniciar un programa de reproducción limitado a los grandes árboles de ese zoológico ubicado en el corazón de Medellín. Sobra decir que el programa fue todo un éxito y que al procrearse en forma continua, estas vivaces y coloridas aves pasaron a ocupar otros nichos ecológicos, como las arboledas del Pueblito Paisa, el Jardín Botánico, la Universidad de Antioquia y algunas zonas del sector de El Poblado.

Pero ¿por qué el Zoológico decidió realizar este programa de conservación? La situación de los psitácidos, es muy preocupante, tanto ahora como en ese entonces, debido a que estas aves son algunas de las favoritas de los traficantes de fauna. Además, todos los años se destruyen miles y miles de hectáreas de bosques que les sirven de hogar, hasta el punto que en la actualidad las poblaciones naturales de papagayos han disminuido en muchas regiones geográficas del país. A este panorama se debe añadir que, tanto los loros como los pericos y las guacamayas, son aves monógamas, es decir que una vez que escogen su pareja, permanecen junto a ella durante toda la vida.

Debe mencionarse que la inteligencia de los papagayos, además de la tolerancia de los ciudadanos del Valle del Aburrá, fue uno de los factores para el éxito de este programa de conservación, pues estas aves como pocas tienen la capacidad de adaptarse con facilidad a diversos y nuevos ambientes. Y es que aunque la presencia de los psitácidos en la región no es nueva, pues en el pasado existieron algunas especies que fueron exterminadas por el hombre, este programa de conservación si lo fue en su momento.

Sin lugar a dudas, la reintroducción de loros, pericos y guacamayas ha hecho de Medellín uno de sus pocos refugios urbanos, a la vez que ha permitido que el Parque Zoológico Santa Fe, de la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín, se consolide como una de las instituciones con mayor presencia en los procesos conservacionistas de la ciudad.